PT: Em 2017 eu comecei a comprar fotos em sebos. Desde muito antes, o costume de pegar fotos dos álbuns da minha família anda comigo. O que sempre me impressionou foram as histórias das fotografias - mas maioria das vezes eu não sabia e inventava. Meus amigos, sabendo dessa minha “coleção de imagens”, começaram a me presentear com fotografias encontradas em sebos ou até mesmo nas gavetas de casa. Em 2020, encontrei a primeira imagem no chão. Uma foto de duas crianças alimentando os pombos em Paris, ano 1964. Aquilo foi incrível. Guardei na minha caixa e passei a andar mais atenta pelas ruas. Meses depois, encontrei uma caixa cheia de slides; em seguida, fotos com bilhetes de Lisboa, Portugal. Dias atrás, fotos de crianças provavelmente nos anos 80. A frase “quem procura, acha” nunca fez tanto sentido. Não sei quem são as pessoas das fotos, mas gostaria muito de saber. Não sei das suas histórias, tampouco como as fotos aconteceram. Mas existe uma incrível coincidência com minhas fotos de família que me causam uma certa estranheza. As fotos em grupo me lembram as que tenho com minha família durante as férias; a tradicional foto com toalha cobrindo o gramado do quintal; as fotos dos aniversários em casa; as dedicatórias de estranhos parecem que são para mim; me faz pensar o quanto as histórias de famílias são parecidas, mesmo de países diferentes. A forma como nos posicionamos para as fotos, os momentos que consideramos importantes na nossa história. No fim, somos parte de um todo, de um mesmo sistema que reúne todas as unidades para explicar uma totalidade. E a fotografia surge para marcar essa extensão do que consideramos relevante na nossa história.

ESP: En 2017 comencé a comprar fotos en librerías de segunda mano. Desde mucho antes, el costumbre de tomar fotos de mis álbumes familiares ha estado conmigo. Lo que siempre me impresionó fueron las historias en las fotografías, pero la mayoría de las veces no lo sabía y lo inventé. Mis amigos, conociendo esta “colección de imágenes” mía, empezaron a presentarme fotografías encontradas en librerías usadas o incluso en cajones de sus casas. En 2020, encontré la primera imagen en la calle. Una foto de dos niños alimentando palomas en París, año 1964. Fue increíble. Lo guardé en mi caja y comencé a caminar con más atención por las calles. Meses después, encontré una caja llena de slides; luego fotos con entradas desde Lisboa, Portugal. Días atrás, fotografías de niños probablemente en los años 80. La frase “quien lo busca, lo encuentra” nunca tuvo tanto sentido. No sé quiénes son las personas en las fotos, pero me encantaría saberlo. No conozco sus historias ni cómo surgieron las fotos. Pero hay una coincidencia increíble con las fotos de mi familia que me provocan cierta extrañeza. Las fotos de grupo me recuerdan a las que tengo con mi familia durante las vacaciones; la foto tradicional con una toalla cubriendo el césped del patio trasero; fotos de cumpleaños en casa; las dedicatorias de extraños parece que fueron escritas para mí; me hace preguntarme cuán similares son las historias familiares, incluso de diferentes países. La forma en que nos posicionamos para las fotos, los momentos que consideramos importantes en nuestra historia. Al final, somos parte de un todo, de un mismo sistema que reúne todas las unidades para explicar una totalidad. Y la fotografía parece marcar esta extensión de lo que consideramos relevante en nuestra historia. Sigo buscando, siempre hay más por encontrar.

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